sábado

Prejuicios revisados. Del color del cristal con que se mira.

Un día muy intenso. Primera ronda de reuniones –para fijar posiciones- con varias caras de la hidra –Pero me he propuesto que este blog no trate de política, ni management, ni estrategia de negociación: hay otros foros para eso-.

Recorremos la ciudad de arriba abajo, mientras nuestro cicerone -El mismo Hemingway del post anterior- va desgranando comentarios, explicaciones, anecdotas…la Plaza de la Revolución, las efigies y frases de Martí por doquier – a veces realistas, a veces alegóricas , como esa en la que sostiene a Eliancito “el niño balsero”, mientras con el dedo acusador señala a la Oficina de Intereses Americanos (al embajada de los USA no oficial, ya que no tienen relaciones diplomáticas) -foto a la izquierda- , la no menos omnipresente figura del Ché Guevara, y la permanente referencia al Granma (el barco que en su día llevó a los revolucionarios liderados por Fidel Castro desde México a desembarcar en Santiago…para iniciar ese capítulo de la historia, que dura hasta hoy.)
Voy captando impresiones, sensaciones, flashes, de la Habana cotidiana, y con esos mimbres –cuidadosamente hilvanados con los comentarios, y contextos que voy acumulando de mis interlocutores- y la experiencia de casi dos décadas en discriminando entre esencia y apariencia en cuatro continentes, voy tejiendo mi realidad cubana. Al fin y al cabo creo que la realidad la construye cada uno con sus percepciones. El color del cristal con que se mira. El mito platónico de la caverna.
Y este baño de realidad, acaba con un montón de tópicos desmontados. Las ideas preconcebidas –los prejuicios- que llevaba incorporados ( ¿fruto de una sobre-exposición a determinados medios o doctrinas?), se me van cayendo uno a uno.
Los primeros que me chocan y pongo en solfa.

¿Estado Policial o paramilitar?. Esperaba ver más uniformes en las calles, y no los veo. Tantas alusiones al control opresor del régimen, a la falta de libertades, la imagen de su presidente siempre de uniforme –de ropa de campaña-... ¿Dónde están los uniformes? ; Recuerdo mis viajes a Guatemala a principios de los 90 , puestos de ametralladora en las esquinas de las avenidas, tropas de asalto con fusiles de combate controlando cada edificio publico…O la Paz, Bolivia, con una policía uniformada en un verde para-militar nada tranquilizador. No quiero pecar de ingenuo. Se que no hacen falta kalashnikovs, para controlar a la población, y que una tupida red de “controladores” vecinales de incógnito resulta más eficaz para informar a una policía secreta… pero, en fin, menos uniformes de los que esperaba. Y más relajo. –lo que no es incompatible con que nadie se siente cómodo hablando del Comandante o del sistema, al que nunca se nombra, o si se hace es bajando la voz y mirando de reojo sobre el hombro- . No veo al Gran Hermano. ¿está? ¿existe realmente? ¿Cuál es la diferencia si no existe y todos creen que si?

El “relajo” me lleva a las sonrisas. Es proverbial la alegría del pueblo cubano. Su amor a la juerga, a la música, el baile, el son, su propensión al chiste, al ingenio rápido, al piropo… Ya lo había constatado los años que viví en Miami, pero entonces no podía discernir si ese cachondeo natural era el efecto del sueño americano. Veo que no. En todo el viaje, desde la Habana a Santiago, o en los muchos pueblos cruzados en el viaje a Moa, veo sonrisas, amplias, francas, unas deslumbrantes en niños, otras desdentadas en sus abuelos, unas pícaras otras ingenuas, pero todas genuinas y sinceras. Un pueblo desgraciado no sonrie así. Federico Jiménez Lozanitos me preguntaría por la sonrisa de los disidentes presos, o por la de los balseros angustiados que saltan desde el malecón sobre 4 neumáticos de camión atados una noche sin luna… Esas no las he visto, pero las otras si. Estaba intentando recordar donde he visto antes tantas sonrisas…¿Tahiti? ¿Costa Rica? ¿Bali? ¿Tailandia? ¿Hawai?... son algunos de los nombres que rescato de mi catalogo global de smiling people.

Y la gente que se ríe o que sonríe, o es idiota o está satisfecha. Y en términos de satisfacción, empecemos por abajo, por la base de la pirámide de Maslow: las necesidades básicas. Empezando por la alimentación. Iba preparado a encontrar hambruna, miseria, necesidad, mendicidad…Se me ha partido el corazón muchas veces viendo niños mendigando en latinoamérica o en el sudeste asiático, en los que podías percibir que se habían saltado una o dos o tres comidas. Veo cuerpos bien alimentados –en ellos y en ellas-; Incluso deflactando la influencia de una genética mejorada por el cruce de razas, y la ubérrima generosidad de la naturaleza –sol + lluvia + clima tropical = Frutas y verduras, + océano = pesca), y considerando la falta de leche, carne de vacuno…. No aprecio desnutrición. Y por bien alimentados, incluyo las excepciones de ambos extremos: las anemias y los excesos –a todas luces insalubres- a los que estamos acostumbrados en nuestras sociedades actualmente.

Y el tema de salud y excesos…subo un peldaño en la pirámide de Maslow para llegar al nivel –todavía higiénico- de salubridad, sanidad, limpieza, higiene…y una vez más compara favorablemente. Efectivamente, sin consumismo, sin excesos, y con un ingenio reuitilizador que exprime al máximo el reciclaje operativo de cualquier uso alternativo. Nada se tira , todo se aprovecha. No abundaré en la calidad de la sanidad cubana, con profesionales bien formados –aunque desmotivados, frustrados y sin medios…. Normal si ganas 20 US$ (15 Euros) al mes- ni en las excelencias de una cultura de la profilaxis –medicina preventiva- que resulta un modelo de éxito que pocos paises consiguen igualar.
Una excepción: visito una farmacia. –estatal por supuesto- Deplorable. Varias filas de bancos de madera en los que los “clientes” esperan su turno para que les atiendan en unos mostradores totalmente desabastecidos. ¿es toda la culpa del embargo y solo del embargo? No lo creo. A lo mejor la estrangulación de la iniciativa privada tiene algo que ver.

La comparaciones son odiosas, pero es una forma de poner cada cosa en su sitio. Evoco los parámetros que conozco bien de Paraguay, Guatemala, CostaRica, Bolivia, …-por no hablar de Honduras, El Salvador o Nicaragua, que todavía se mueven en escala Maslow-1, y en prácticamente en todos los conceptos, Cuba sale bien parado –mejor que los comparados-.
No me han lavado el cerebro, ni he tenido terapia de electroshocks, ni me han sobornado. Ni mi familia está prisionera de rehén para que yo haga publicidad de Cuba. Mi opinión es que La revolución funciona en lo que funciona. –Pese al atroz embargo, que distorsiona el mercado, y al restringir a oferta tensiona la demanda- (y por supuesto… no funciona en lo que no funciona)
No estoy valorando libertades políticas, disidencias, no sé si es la realidad ….Pero he visto lo que he visto, y he vivido lo que he vivido.
Y no he ido a varadero o cayo coco u otros refugios para turistas de “paquete”. MI conclusión. Toda la información que recibimos sobre Cuba esta fuertemente manipulada y sea con un sesgo u otro, bien ensalzándola, bien denostándola no refleja, no ya objetivamente, ni remotamente lo que he visto. Me quedo con mi visión de Cuba. Sin dudas.

1 comentario:

Kaleidoskopios dijo...

Capitan Cook,
muy interesante tu reflexion sobre la ausencia o presencia percibida del Gran Hermano... me recuerda a la sensación de control del Panóptico de Bentham reinterpretado por Foucault