martes

Epilogo.

Vuelvo fascinado. Con la sensación de haber desvelado un misterio, de haber descubierto que tras la verdad oficial bíblica del Génesis sobre la creación del mundo en 7 días en realidad hay 4.500 millones de años de evolución, darwinismo y supervivencia del mejor dotado.

Vamos, confirmo una vez más que no hay que procesar sin fitro previo toda la propaganda, más o menos intoxicada, pero siempre distorsionada, la cuenten según versión de la COPE o según los de Izquierda Unida, o, lo que es peor, la de uno de esos fantoches lascivos que van a echar polvos en plan todo a 100, y que los más fariseos llaman turismo sexual.

Hay mucha Habana más allá de los shows de plumas del Tropicana y el Cabaret Parisién. De los paladares como la Guarida –que pusiera de moda Perugorria en la película de culto “fresas y chocolate”, y que tiene atornillada a la pared la silla en la que un día se sentó a cenar su majestad la Reina Sofia- o el Hurón azul, de los mojitos de la Floridita o el gato tuerto. No hace falta atrincherarse en Marina Hemingway, ni huir del Melia Cohiba para dejarse seducir por el encanto de los recuperados Hoteles de la Habana vieja -100% encantadores (ver foto a la izda.) - para conocer “la Cuba que no ven los turistas”. Basta con abrir los ojos, los oidos y el corazón a lo que los cubanos te quieren contar, aunque solo sea "para resolver" una bucanero bien fria con aire acondicionado. Pero sobre todo, y lo más importante de todo con diferencia….. dejarse TODOS los prejuicios, y las muchas ideas preconcebidas –y ninguna inocente- en casa. Solo así podremos empaparnos de una experiencia, que tiene mucha más esencia que apariencia.

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