jueves

habana vieja. decadencia, resurreción, y olor a cadaver... para resolver


Hemos entrado y salido varias veces de la Habana vieja, (una de las sedes en las que se celebran las reuniones que me han traido hasta aqui), y otras muchas la hemos rodeado en el coche, camino del centro, del puerto, o de la fortaleza San Carlos que defiende la bahia.
La Habana vieja, crónica fantasma de una historia de esplendor, grandeza, decadencia –en el pasado-, ruina –en el presente-, y resurrección. Y no quiero ser grandilocuente en la utilización del término ni los epítetos, porque tiene casi tintes milagrosos la recuperación que está teniendo lugar. Bajo la tutela del historiador oficial Eusebio Leal ha comenzado –lleva ya 10 años- un proceso de recuperación de edificios y plazas. El deterioro es enorme, y asi es el presupuesto necesario para rehabilitación, de un proyecto basado en la autogestión: Los recursos que generan los espacios recuperados –hoteles, tiendas, restaurantes- son el único flujo económico que soporta la continuidad de los trabajos y la ampliación a las zonas contiguas. Piano, piano, pero de forma evidente. Primero la plaza de armas, la catedral, los capitales generales, San Francisco…y contagiando –positivamente- las calles contiguas, los edificios colindantes, -aunque , como en toda innovación, haya que vencer resistencias al cambio. (que no siempre ese consiguen)

En las –pocas- manzanas recuperadas cierro los ojos e intento evocar las “Crónicas de la Habana Elegante” que en su dia escribiera en cronista, periodista y escritor matancero (de Matanzas) Federico Villoch. No es difícil. Recuerdo aquel juego infantil “de la Habana ha venido un barco cargado de…..” De lo que sea. Fue Rica. Muy rica. Aquí se reunian los galeones, se formaban las flotas que de forma gregaria pretendian eludir o disuadir el acoso de fragatas corsarias, jabeques flibusteros, y balandros piratas, antes de emprender el tornaviaje anual a la Metrópoli, la corte de Castilla, con destino en la Casa de contratas de as Indias en Sevilla. Cuantos tesoros no se escamotearian, o simplemente se distraerían en su estiba de buques que en cualquier caso estaban destinados a no llegar jamás a su destino. La que tuvo, retuvo, y las huellas de esa grandeza son patentes en las estructuras castigadas por huracanes y el devastador clima tropical.

De mi abstracción me saca un “ñóooo, gallego pareses…” “mi hermano, ¿ ya probaste el bollo de una mulata? Tiene 64 movimientos, y ninguno repetido. Te ponen la polla como una olla” “¿así lo decis los gallegos en Madrid ¿no?” Sé un sitio donde están las mulatas más lindas y calientes de la Habana… a los gallegos les vuelve locos”. Tantísima información (mezclada con opinión y propaganda) solo para romper el hielo. Vaya derroche de energías. Así escrito suena soez, procaz y ordinario. No fue como sonó en realidad aquella oferta en su boca. No es que rezumara sutileza y dulzura, pero si cierta gracia –lo que en nada desvirtua la naturaleza explicita de su mensaje-. “Bueno, y si no queréis coger, seguro que ya pasasteis una buena noche… ¿me invitáis a una cerveza?”. Normalmente no tengo problema ni reparo alguno en ignorar este tipo de caraduras y buscavidas… pero hacia ya un rato que nos merecíamos una cerveza bien fría a la sombra –o mejor al aire acondicionado-.

Un mojito en la floridita, junto al bronce de Ernest Hemingway, tamaño natural acodado en la barra en la que durante años se castigo el higado como sólo los grandes hedonistas epicúreos lo han hecho jamás. Y otro en la Bodeguita de en Medio… donde ya no tengo claro si acaba el mito, empieza la leyenda o es un montaje de marketing –bastante creible- . Una cubana vestida de Habanera del s.XIX, me estampa un beso – a cambio de unos pesos- mientras mi cicerone lo inmortaliza en una foto …. “hueles a cadáver como esa foto te la vea tu mujer.” ; No podré quitarme las marcas de carmin en todo el día.


Casi en cada esquina hay buscavidas que –con gran simpatía, y nada acosadores- buscan unos pesos a cambio de unas fotos, con la abuela fumando un habano, el abuelo desdentado que toca la guitarra, la negra Maria que lia puros en su portal…A eso, a sacarse unos pesos extra en Cuba se llama “resolver”; Selfexplanatory. Resolviendo, resolviendo… lo dejo por hoy.

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